Lectura de estudio: Nehemías 8:10.
10. Luego les dijo: Id, comed grosuras, y bebed vino dulce, y enviad porciones a los que no tienen nada preparado; porque día santo es a nuestros Señor; no os entristezcáis, porque el gozo de Jehová es vuestra fuerza.
¿Por qué lloró el pueblo?
Las lágrimas sinceras (porque hay lágrimas falsas) son productos de un dolor intenso que emana del corazón. Todo el pueblo se puso triste y sus ojos se llenaron de lagrimas, por la lectura de la Ley (v.9). El pueblo lloró, porque pudo comparar su conducta con lo que prescribía la Ley, y tuvo conciencia de su pecado, o tal vez lloró, porque temía el castigo, o a lo mejor lloró por contricción. La Ley nos señala nuestro pecado y nos hace ver claramente que clase de personas somos. Romanos 7:7. Muchos somos buenos en nuestra propia opinión, pero ante los ojos de Dios (los ojos que lo ven todo) somos unos viles pecadores: “Dices: Soy rico; me he enriquecido y no me hace falta nada; pero no te das cuenta de que el infeliz y miserable, el pobre, ciego y desnudo eres tú”. Apocalipsis 3:17. NVI. Cuando el hombre reconoce su pecado, y deja de sentirse bueno, le surge desde su alma, dolor y tristeza por haber equivocado. El arrepentimiento lo lleva a derramar lágrimas de verdad. Pero este día, se aproximaba la fiesta de los Tabernáculos ( 8:14,15) y los judíos debían sacar su tristeza y alegrarse en el Señor. Esdras le dice al pueblo: Ahora es tiempo de festejar, vayan y coman grosura, tomen vino dulce y envíen comida a los que no han preparado, porque es día santo a nuestro Señor, porque el gozo de Jehová es nuestra fuerza.
PARA PROFUNDIZAR. El pecado es infracción de la Ley y es la causa de todos los problemas del hombre, solo Jesús puede perdonar nuestros pecados y dejarnos en sintonía con la voluntad de Dios. 1 Juan 1:9, 3:4 y Isaías 59:1,2 y 1:18.