VÁYANSE DE EGIPTO.

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Lectura para profundizar. Éxodo 12:33-34.


33 Y los egipcios apremiaban al pueblo, dándose prisa a echarlos de la tierra; porque decían: Todos somos muertos. 34 Y llevó el pueblo su masa antes que se leudase, sus masas envueltas en sus sábanas sobre sus hombros.

¿De qué manera apremiaban los egipcios a los israelitas?

Antes querían retenerlos, ahora los apresuraban para que se fueran. Con frecuencia las personas no atienden las causas, prefieren atenerse a las consecuencias, es mejor prevenir que lamentar. ¿Para qué tapar el pozo después del niño ahogado? Pero faraón y sus siervos no hicieron caso a sus primogénitos que les suplicaban que dejaran ir a los israelitas, pues les dijeron: ya ven que todo lo que habla Moisés se cumple, déjenlos ir, porque nuestra vida corre peligro, y no queremos morir. Pero no escucharon, aprendieron la lección después de la décima plaga cuando pudieron obedecer a la primera. ¿Cuántas personas van al médico cuando su enfermedad se volvió un problema, cuando pudieron solucionarlo antes? Ahora si les decían a los hebreos váyanse de prisa, no queremos morir todos. La gente testaruda aprende a golpes, les gusta que la vida los corrija.

¿Qué hacía el pueblo de Israel mientras los egipcios lloraban?

Los israelitas estaban de fiesta, alegres, celebrando la pascua; mientras en los hogares egipcios había un gran clamor, lloraban la muerte de sus hijos, no había una casa donde no hubiera un muerto (Éxodo12:30). Los egipcios vieron como Dios libraba a los hijos de Israel de la plaga que a ellos les afectaba; mientras en sus hogares había muerte, en las casas de los hijos de Israel había fiesta. Está escrito: “7 Pero contra todos los hijos de Israel, desde el hombre hasta la bestia, ni un perro moverá su lengua, para que sepáis que Jehová hace diferencia entre los egipcios y los israelitas”. Éxodo 11:7. Los hijos de Israel tomaron su masa no leudada, la envolvieron en sabanas, la pusieron en sus hombros y se alistaron para partir de Egipto, Israel, no se iría, sin antes pedirles oro, plata y ropa a los egipcios como Dios se los había ordenado. Éxodo 11:2 y 12:35-36.

PIENSE EN ESTO. Mientras en los hogares egipcios había muerte, en las casas de los israelitas nadie pereció. No hay mayor muralla “que la protección invisible del Todopoderoso”. Dios dijo a su pueblo unten la sangre del Cordero en sus puertas esa será la señal para que no haya muerte en sus casas, y los hebreos hicieron como Dios lo mandó, y la obediencia siempre trae buenos dividendos.