Lectura de estudio: 1 Juan 3:1-2.
1 Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él. 2 Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es.
¿Qué gran verdad desea comunicar Juan a sus lectores?
Juan 3:9, dice que “todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él”. Si somos hijos de Dios, afirma el apóstol, nos mantenemos alejados del pecado, porque si Dios es santo, su simiente (sus hijos) debiera ser santa. Santo es aquel que vive diferente a la vida del mundo, santo es aquel que se aparta de toda práctica pecaminosa. Es la permanencia en Dios, lo que impide pecar, si permanecemos en Cristo será imposible practicar la maldad.
¿Cómo podemos permanecer en Dios?
Ore todos los días, agradezca a Dios por su vida, por su familia y por todas las cosas que el Señor le ha dado; pídale al Padre celestial que le de sabiduría para que su vida le agrade.
Ore a Dios para le de fuerzas para apartarse del pecado. Por su maravilloso amor Dios nos ha integrado a su gran familia celestial, ahora, por haber creído en Jesús, somos llamados hijos de Dios: “los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios”. 1 Juan 1:12-13.
En 1 Juan 2:1, el autor dice: Mirad cuan grande es el amor de Dios que no solo nos salvó a través de Cristo. Juan 3:17, sino que también nos adoptó llamándonos sus hijos. El creyente, no solo forma parte de la creación, sino que ahora, es miembro de la familia de Dios. El mundo no conoce a Dios porque no vive con él, conocer es sinónimo de proximidad, de cercanía, de convivencia, no se puede conocer a alguien a la distancia, por tal razón debemos permanecer en Jesús. Dios nos creo a su imagen y semejanza, Génesis 1:27, pero su imagen se ha ido deteriorando por el pecado, aun los hijos debemos ser transformados, la incorrupción y la inmortalidad se nos otorgará en la venida de Cristo. 1 Corintios 15:51-54.
COMPRUEBE SU APRENDIZAJE.
¿Qué significa para el creyente ser hijo de Dios?
¿Cómo puede una persona dejar de pecar?
¿Qué debo hacer para permanecer en Cristo?
¿Cómo ayuda la oración a los hijos de Dios?
¿Por qué cosas debiéramos orar?
¿Cuándo seremos semejantes a Dios?