NO HAY TRISTEZA SIN CAUSA 

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Nehemías 2:3,4.

3. Y dije al rey: Para siempre viva el rey. ¿Cómo no estará triste mi rostro, cuando la ciudad, casa de los sepulcros de mis padres, está desierta, y sus puertas consumidas por el fuego?

¿Qué respuesta dio Nehemías al rey Artajerjes?

El rey preguntó a Nehemías: ¿Por qué está triste tu rostro? Pues no estás enfermo. Lo que pasa es que tienes mucha tristeza en el corazón. Nehemías responde: “como no voy a estar triste si la ciudad donde están enterrados mis padres está desierta y sus puertas consumidas por el fuego. La tristeza no viene sin causa, tiene una razón de ser. Algunos entristecen por la pérdida de un ser querido, otros por alguna desilusión o fracaso, otros por alguna traición o por vicisitudes adversas que nos asaltan en la vida. Sea cual fuere la causa de nuestro dolor, debemos expresarlo, callarlo nos ocasionaría mucho sufrimiento. Debemos sacar todo aquello que nos daña, todo lo que nos entristece y lo que nos envenena el alma. El v.3, nos enseña, que la penas hay que platicarlas, si las guardamos en la bodega de nuestro corazón, lo llenaremos de dolor y amargura. Nehemías no se encerró en sus problemas, sino que abrió su corazón al rey, no dejó que su orgullo lo dominara, sino que le platicó al rey todo lo que le pasaba y lo entristecía y el rey terminó ayudándolo. 

PARA PROFUNDIZAR. Nehemías y el rey David nos enseñan porque no demos guardar tristezas en el corazón. Lo que nos incomoda o nos lastima debemos platicarlo al que nos puede ayudar. Artajerjes tenía la solución para las penas de Nehemías, así como Dios tenía solución para los problemas de David y para todo aquel que tenga el corazón roto. Salmos 32:1-5.

¿QUÉ APRENDÍ DE LA LECCIÓN?