Lectura para profundizar. Números 16:12-13.
12 Y envió Moisés a llamar a Datán y Abiram, hijos de Eliab; más ellos respondieron: No iremos allá. 13 ¿Es poco que nos hayas hecho venir de una tierra que destila leche y miel, para hacernos morir en el desierto, sino que también te enseñorees de nosotros imperiosamente?
Lea la nota, ¿Cuál era el carácter de Moisés?
El texto hebreo dice: “Pero el hombre Moisés era muy humilde más que toda persona que hay sobre la faz de la tierra”. Números 12:3. Moisés era un hombre bueno, no era altivo, ni soberbio, ni envidioso, o rencoroso; sino humilde, era como el Señor Jesús, manso y humilde de corazón. Mateo 11:29. No le guardó rencor a Coré, lo mandó a llamar para que se desistiera con su gente de querer tomar el sacerdocio. Después mandó a llamar a Datán y Abiram para dialogar con ellos, esto muestra la grandeza de Moisés al no mostrar enojo contra sus enemigos, antes buscó dialogar con ellos que alegaban ser merecedores del primer lugar entre los hijos de Israel, pues según ellos, eran descendientes de Rubén el primogénito. Jacob le quitó a Rubén la primogenitura por haber subido al lecho de su padre. Génesis 49:3-4.
¿Por qué mandó llamar Moisés a Datán y Abiram?
Moisés mandó a llamar a Datán y Abiram no para abrir más la llaga de la división sino para curarla. El emisario que Moisés mandó fue para invitarlos a tener una plática conciliatoria, pero el enojo guardado en el corazón de estos hombres les prohibió asistir al llamado. Con frecuencia el individuo se deja mover por sus emociones: unos los mueve la envidia, otros el egoísmo, otros la avaricia, y algunos son movidos por el orgullo, pero Datán y Abiram eran movidos por el encono, cuando alguien permite que el enojo crezca en su vida, da lugar a que el diablo controle su vida. Efesios. 4:26-27. Datán y Abiram dijeron: “No iremos allá”, esta expresión significa que siga el pleito, no hay arreglo, vivir en odio conduce a la muerte … Datán y Abiram, por no conciliar con Moisés, se los tragó la tierra. Números 16:32-33.
PIENSE EN ESTO. La experiencia de Datán y Abiram nos enseña “que si el sol se pone sobre nuestro enojo” el hombre pierde el control sobre su vida, porque le hado lugar al diablo, y ahora no hay nada que hacer en un corazón lleno de rencor.