FIN DEL ESTUDIO SEMANAL.

CONCLUSIÓN. El deber del cristiano victorioso es esforzarse en la gracia de nuestro Dios. Es responsabilidad de todo siervo de Jesús trasmitir a cada “creyente fiel” las mismas enseñanzas. El ministro de Dios debiera ser un buen soldado de Jesucristo capaz de continuar su misión a pesar de las penalidades que puedan asaltarle en el camino. El que milita en el ejército de Jesús no debe distraerse de su llamado, porque ninguno que milita en el ejército celestial se enreda en los negocios de la vida a fin de agradar al que lo llamó de las tinieblas a su luz admirable. 1 Pedro 2:9. Las figuras del soldado, atleta y labrador nos enseña a ser diligentes y comprometidos con Cristo, además nos instruye a seguir las reglas de nuestro manual bíblico, evitando así caer en la tentación de elaborar un nuevo reglamento; también nos insta a trabajar con ahínco como el labrador lo hace para obtener buenos frutos. Los frutos del cristiano son espirituales y no materiales. Y por último, aprendimos que imitando la vida de Jesús y Pablo podemos seguir adelante con nuestra misión sin claudicar, porque si sufrimos por Cristo, seguramente reinaremos con Cristo, porque, “es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de los cielos” . Hechos 14:22.