CONCLUSIÓN. La libertad en Cristo no nos exime del respeto, el honor y la obediencia que debemos tener a nuestros superiores. El evangelio no genera hombres o mujeres insubordinadas, si personas respetuosas cambiadas por la gracia de Cristo. Los falsos maestros llamaban a los creyentes a rebelarse contra sus amos, pero Pablo dice: tenga a sus amos por dignos de honor para que no sea blasfemado el nombre de Dios, y los que tienen amos hermanos, sírvanle mejor porque son sus hermanos. Timoteo y la iglesia de Éfeso debían ignorar las enseñanzas que no estuvieran conforme “a las sanas palabras y la doctrina que es conforme a la piedad”.
El que enseña otras cosas está envanecido y delira, es decir es un falso creyente movido por la soberbia y las ideas propias, el verdadero cristiano enseña bíblicamente. La religión de Cristo no debiera ser un trampolín para sacar provecho económico, sino para buscar la transformación de nuestras vidas, la enseñanza sana busca reproducir el carácter de Cristo en el hombre, y no para potenciar los deseos de la carne, Gálatas 5:20,21, sino bien, para llenarnos de los frutos del Espíritu. Gálatas 5:22,23. Por último no debemos olvidar que la ambición, llevó a Balaam, a Judas Iscariote, a Ananías y Safira y otros más a la perdición eterna, solo por anteponer el dinero al amor de Dios. Números 22:5-7, 2 Pedro 2:14-16, Mateo 26:14-15, Hechos 5:1-10. Timoteo debía huir de la ambición, y concentrarse en buscar el reino de Dios y su justicia, y todo lo demás viene por añadidura. Mateo 6:33.