Para profundizar.
En toda la epístola Juan afirma y reafirma la deidad y encarnación de nuestro Señor Jesucristo. Los anticristos habían salido de la iglesia porque no creían que qué Jesús era el Hijo de Dios. Decían que sólo era un hombre, un buen hombre, por cierto, pero nada más. Otros decían que el Cristo había venido sobre Jesús en su bautismo, pero se había apartado de él antes de su crucifixión. Su doctrina había inquietado a los hermanos porque parecían ser eruditos y alegaban tener un conocimiento superior. Y Juan no tuvo más remedio que combatir la herejía de estos falsos maestros influenciados por el Gnosticismo. Para Juan, ser cristiano es creer que Jesús es el Cristo, el que cree esta verdad es nacido de Dios y ama a Dios. Ser cristiano es amar Dios y este amor se demuestra guardando sus mandamientos. Por último, el que ha nacido de Dios vence al mundo, pues la fe que tiene en Cristo lo hace victorioso.