Lectura de estudio: Génesis 44:32-34.
32 Como tu siervo salió por fiador del joven con mi padre, diciendo: Si no te lo vuelvo a traer, entonces yo seré culpable ante mi padre para siempre; 33 te ruego, por tanto, que quede ahora tu siervo en lugar del joven por siervo de mi señor, y que el joven vaya con sus hermanos. 34 Porque ¿cómo volveré yo a mi padre sin el joven? No podré, por no ver el mal que sobrevendrá a mi padre.
¿Por qué Judá pidió intercambiar a Benjamín por él? ¿Qué muestra la actitud de Judá en sustituir a su hermano?
Judá relata la manera como pudo convencer a su padre para que enviara a su hijo favorito con ellos a Egipto a comprar alimento (43:8-13) y así poder cumplir con el requerimiento del gobernador (43:3). Judá deseaba conmover el corazón del gobernador explicándole el compromiso que había hecho con su padre anciano: “Si no te lo vuelvo a traer, entonces yo seré culpable ante mi padre para siempre” (43:9), él no podía dejar a la familia padecer hambre, pero sabía que si no cumplía con el pedido del gobernador de llevar a Benjamín a su presencia no les venderían trigo, por tal razón, se comprometió con su padre en devolverle a su hermano menor. Judá no quería ver sufrir a su padre, cosa que si hizo al vender como esclavo a José a los ismaelitas llevándole junto con sus hermanos la ropa ensangrentada de su hermano. En aquel entonces, el odio y la envidia no les permitió a Judá y sus hermanos ver sufrir a su padre, pero ahora, Dios había hecho un cambio en ellos, por eso buscó quedarse como siervo en Egipto y que Benjamín regresara a casa.
¿Qué sugieren las siguientes palabras de Judá: te ruego, por tanto, que quede ahora tu siervo en lugar del joven por siervo de mi señor, y que el joven vaya con sus hermanos?
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Judá terminó con esta sencilla pero elocuente petición: “Ya que me comprometí a garantizar la seguridad de mi hermano, debes permitir que yo tome el castigo de él. ¡Hazme tu esclavo de por vida, pero déjalo ir a casa con mi padre! ¡Por favor, no me envíes a casa sin él, obligándome a ser testigo de la miseria y muerte de mi padre!” José ya no pudo dudar más de que se había efectuado un cambio completo en sus hermanos, y particularmente en Judá, desde el día en que éste tan elocuentemente los instó a que vendieran a José como esclavo. Las tácticas de José habían resultado muy efectivas. Ahora estaba convencido en cuanto a la conducta de sus hermanos y satisfecho porque su conversión era genuina. No había necesidad de continuar sometiéndolos a prueba, y por lo tanto, estaba listo para revelar su identidad.