DE ESCLAVO A GOBERNADOR.

Lectura de estudio: Génesis 41:38-40.

38 y dijo Faraón a sus siervos: ¿Acaso hallaremos a otro hombre como este, en quien esté el espíritu de Dios? 39 Y dijo Faraón a José: Pues que Dios te ha hecho saber todo esto, no hay entendido ni sabio como tú. 40 Tú estarás sobre mi casa, y por tu palabra se gobernará todo mi pueblo; solamente en el trono seré yo mayor que tú.

¿Por qué eligió faraón a un esclavo para gobernar Egipto?

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La historia de José muestra con frecuencia que Dios lo acompañaba: “más Jehová estaba con Jose, y fue varón prospero” (39:2) “y vio su amo que Jehová estaba con él, y todo lo que el hacía, Jehová lo hacía prosperar en su mano” (39:3) “Jehová bendijo la casa del egipcio a causa de José” (39:5) José no decía en su corazón que su ascenso a gobernador de Egipto fue gracias a su esfuerzo y sabiduría, porque todo lo que era, sabía y tenía, se lo había otorgado Dios. El hombre con facilidad se olvida de Aquel que le da todo en la vida, y corre el peligro de atribuirse los logros. “Y digas en tu corazón: Mi poder y la fuerza de mi mano me han traído esta riqueza”. Deuteronomio 8:11-17. Faraón hizo a José gobernador porque entendió que la sabiduría de Dios lo hacía sabio y próspero. Faraón no vio en José un esclavo más sino un hombre rebosante de sabiduría Divina, por eso lo ascendió a gobernador de su país. “y dijo Faraón a sus siervos: ¿Dónde hallaremos otro hombre como este, en quien esté el espíritu de Dios?” (41:38).

¿Qué puesto o posición dio el faraón a José?

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Un estadista sabio (como aquel faraón) no elige al azar, no elije amigos, familiares o cuates para su gobierno, sino a personas eficaces, integras, leales y sabias. José no era egipcio sino un esclavo hebreo, pero faraón vio que no había otro como José, ni sus magos, ni sus sabios estaban a la altura del joven él. José era mejor que todos los siervos de faraón, los hijos de Dios siempre somos mejores, no por nuestras capacidades, sino porque dependemos totalmente del Creador del universo; que es nuestro mejor consejero, y porque ponemos nuestras vidas, tareas, negocios, actividades y responsabilidades bajo Su dirección. El justo es como árbol plantado junto a corrientes de agua, que da Su fruto a su tiempo, y Su hoja no cae; y todo lo que hace prospera. Salmos 1:3.