Lectura de estudio: Génesis 49:33.
33 Y cuando acabó Jacob de dar mandamientos a sus hijos, encogió sus pies en la cama, y expiró, y fue reunido con sus padres.
¿Cómo terminó la vida del patriarca?
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Jacob murió en Egipto, nacemos en el lugar que Dios quiere y morimos en lugar que Él manda. La tierra de Gosén fue el lugar donde el patriarca pasó sus últimos días. No quería venir a Egipto, pero el amor que sentía por José, el deseo de verlo antes de morir, más la confirmación de Jehová: “que no temas descender a Egipto, porque allí yo haré de ti una gran nación” (Génesis 46:3) lo hicieron descender al país del faraón. Antes de morir llamó a sus hijos y los bendijo, después, dio instrucciones en cuanto a lo que debían hacer con su cuerpo. Yo pronto voy a morir les dijo, pero no quiero quedarme en Egipto, quiero ser enterrado en la cueva de Macpela; en donde están sepultados mis abuelos, mis padres y mi esposa Lea. Génesis 49:29-31. El patriarca hizo jurar a José que no lo dejaría en Egipto, sino que lo llevaría a enterrar en el sepulcro de la familia de Abraham (47:29-31).
¿Qué pasó con Jacob después que acabó de hablar con sus hijos?
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La vida del patriarca no fue tan buena, cuando faraón le preguntó: ¿Cuántos son los años de tu vida? Jacob respondió: Los días de los años de mi peregrinación son ciento treinta; pocos y malos han sido los años de mi vida y no han llegado a los días de los años de la vida de mis padres en los días de su peregrinación. Génesis 47:8-9. Jacob vivió muchos años en Harán trabajando para su suegro Labán quien lo engañó y le cambió el salario diez veces. Génesis 31:7. En Canaán sufrió la deshora de su hija Dina por Siquem hijo de Hamor heveo. Génesis 34:1-5 y el engaño de sus hijos acerca de que José había muerto devorado por una fiera (37:32-36), sufrió el encarcelamiento de Simeón en Egipto (42:24), y un poco después tuvo que dejar ir a Benjamín en contra de su voluntad. La expresión hecha a faraón “pocos y malos han sido los días de mi vida” expresan lo doloroso que fue la vida para él. Pero al final, Dios le permitió ver a José, abrazarlo, conocer a su nuera Asenat y a sus nietos Manasés y Efraín. Por último, muere tranquilo, después de darle mandamientos a sus hijos; dice el relato: “encogió sus piernas y expiró y fue reunido con sus padres” (49:33)