CONCLUSIÓN.
El deseo de Pablo era que Timoteo lo viera antes del invierno y le llevara el abrigo (capote) para cubrirse el crudo frío invernal. Le informa que Demas lo abandonó regresando a la vida antigua, este hecho lastimó mucho al apóstol porque ningún pastor quiere ver sus ovejas perdidas. Por otro lado, Alejandro el calderero le había causado muchos males, el apóstol no pide a Dios que lo perdone, sino que le pague conforme a sus hechos. Luego Pablo expresa: “todos me desampararon, no les sea tomado en cuenta”, pero, sigue diciendo: aunque los hermanos me abandonaron, el Señor estuvo a mi lado; y es que luego, en la más oscura soledad de la noche emerge la voz de Dios que nos dice “Me invocará, y yo le responderé; con el estaré yo en la angustia, lo libraré y le glorificaré” Salmos 91:15, y el Señor libró a Pablo de la boca del león y lo confortó diciéndole que lo preservaría para su reino celestial. Con ese ánimo en Cristo, Pablo pudo seguir predicando con poder en medio de presos, soldados y funcionarios romanos, porque no hay nadie que pueda amedrentar a un hombre lleno del poder de Dios, por eso el pudo decir casi al final de su vida: “Misión cumplida Timoteo” tú sigue mi ejemplo. 2 Timoteo 4:7,8.