FIN DEL ESTUDIO SEMANAL.

Para profundizar.

El que a nacido en verdad de Dios, afirma Juan, no puede pecar, porque permanece en Cristo. Solo podemos permanecer en Cristo si tenemos comunión con él y con nuestros hermanos. El hijo de Dios practica el bien, y los hijos del diablo se distinguen por causar mal. El que no hace el bien y no ama a su hermano, antes, lo aborrece y es del diablo. Es inconcebible que uno que se llame hijo de Dios, odie lo que Dios ama. Para Juan el que aborrece a su hermano es un homicida a la par de Caín, el que alberga odio en su corazón está empeñado en causar mal a la persona que aborrece. Hemos sido llamados al igual que Abraham para bendecir y para hacer el bien a nuestros hermanos. Génesis 12:1-2. Para Juan es muy fácil saber quién hijo de Dios y quien no. Si es rencoroso, calumnia, se expresa mal de los demás y busca dañar a su hermano, de seguro que este individuo sigue perdido. Pero el que ama a su hermano a pasado de muerte a vida. El amor también se manifiesta cuando abrimos nuestra cartera y ayudamos al hermano que en realidad lo necesita. La Biblia dice a quién debemos ayudar y quien no ayudar, “la religión verdadera se muestra cuando ayudamos a las viudas y los huérfanos en sus tribulaciones y nos guardamos de la vida pecaminosa del mundo”. Santiago 1:27.