Nehemías 4:7-8.
7 Pero aconteció que oyendo Sanbalat y Tobías, y los árabes, los amonitas y los de Asdod, que los muros de Jerusalén eran reparados, porque ya los portillos comenzaban a ser cerrados, se encolerizaron mucho; 8 y conspiraron todos a una para venir a atacar a Jerusalén y hacerle daño.
¿Qué hicieron los enemigos de Nehemías cuando escucharon que los muro eran reparados y los portillos comenzaban a ser cerrados?
COMENTARIO. La verdad es que el trabajo de la obra de Dios acarrea muchos enemigos gratis. Y la realidad no es que las personas se opongan (ellas son solo instrumentos) sino el diablo que procura a toda costa detener el avance de la obra de Dios. Él sabe que jamás podrá detener la obra del Señor, pero sus ataques pueden a apartar a muchas personas de la iglesia y del servicio a Dios. Pedro escribió: “Sed sobrios y velad; porque vuestro adversario el diablo, anda como león rugiente, buscando a quien devorar”. 1 Pedro 5:8. Nunca debemos ver a los que atacan como nuestros enemigos, pues no son ellos los que buscan hacernos mal, sino Satanás, que es un agente destructor. “El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tenga vida, y para que la tengan en abundancia”. Juan 10:10. El texto bíblico dice: que un grupo de gente de varias naciones, se encolerizaron y conspiraron todos a una para venir a atacar a Jerusalén y hacerle daño, pero nadie puede hacerle daño al pueblo de Dios cuando este camina con Él. Conspirar es ponerse de acuerdo varios para hacer algo, regularmente contra la autoridad para destituirla y hacerle mal. Estos hombres impíos, hicieron un plan para atacar a los judíos que reconstruían Jerusalén.
PARA PROFUNDIZAR. Aunque se enojen mis enemigos, tu me ofreces un banquete y me llenas de felicidad; me das un trato especial. Salmos 23:5. TLA.
¿QUÉ APRENDÍ DE LA LECCIÓN?