Nehemías 2:11-12.
Y salí de noche por la puerta del Valle hacia la fuente del Dragón y a la puerta del Muladar; y observé los muros de Jerusalén que estaban derribados, y sus puertas que estaban consumidas por el fuego. Pasé luego a la puerta de la Fuente, y al estanque del Rey; pero no había lugar por donde pasase la cabalgadura en que iba. Y subí de noche por el torrente y observé el muro, y di la vuelta y entré por la puerta del Valle, y me volví.
COMENTARIO. Al anochecer del tercer día, Nehemías salió a observar la ciudad y la encontró en pésimas condiciones. Sus muros estaban derribados, sus puertas destruidas por el fuego. Había que redificar todo lo que estaba destruido. Nehemías quedó estupefacto ante tan terrible escena, la ciudad estaba totalmente llenas de piedras que los babilonios habían derribado. Una gran tarea le esperaba: primero quitar el escombro, luego hacer un plan de actividades y por último comenzar la obra de redificación. Había una gran obra que emprender, una difícil tarea que realizar. Las grandes obras, solo la realizan los grandes hombres. Nehemías era un gran líder y había llegado a Jerusalén con la determinación de reconstruir. Había viajado desde Susa capital de Persia hasta Jerusalén, para levantar los muros derribados. Antes de salir había dicho al rey: “Envíame a Judá, a la ciudad de los sepulcros de mis padres, y la redificaré” Estas palabras muestran la fe que Nehemías tenía, estaba listo para reconstruir todo lo que los babilonios habían destruido, porque Nehemías era un líder constructor.
PARA PROFUNDIZAR. Nehemías inspeccionó el terreno de noche y llevó con el a unos pocos de su confianza para guardar en secreto su plan de acción.
¿QUÉ APRENDÍ DE LA LECCIÓN?