¿Qué vamos a aprender?
- Que la impaciencia puede conducir a pecar.
- Que Saúl el primer rey de Israel pecó porque no esperó a Samuel.
- Y que Israel pecó por no esperar a Moisés.
- Que la vida pasada, sino la extirpamos, puede renacer.
Lectura de estudio. Éxodo 32:1-2.
1 Viendo el pueblo que Moisés tardaba en descender del monte, se acercaron entonces a Aarón, y le dijeron: Levántate, haznos dioses que vayan delante de nosotros; porque a este Moisés, el varón que nos sacó de la tierra de Egipto, no sabemos qué le haya acontecido. 2 Y Aarón les dijo: Apartad los zarcillos de oro que están en las orejas de vuestras mujeres, de vuestros hijos y de vuestras hijas, y traédmelos.
¿Qué llevó a Israel a caer en la idolatría?
El pueblo se desesperó porque Moisés se tardaba en bajar del monte. La paciencia es una característica de los santos, Apoc. 14:12, la gente que descuida su relación con Dios pierde la paciencia con frecuencia, y termina pecando. A Saúl le fue ordenado esperar siete días al profeta Samuel antes de atacar a los filisteos, pero al ver que el profeta “no venía” perdió la paciencia y ofreció holocausto, entonces llegó Samuel mientras el ofrecía el holocausto; al salir Saúl a recibirlo, Samuel le preguntó: ¿Qué has hecho? Y él contestó: Porque vi que el pueblo se desertaba, y tu no venías, me vi obligado a ofrecer el holocausto, Saúl no podía ofrecer sacrificios, él no era sacerdote, no esperó al profeta Samuel y pecó contra Jehová. 1 Samuel 13:8-23. El pueblo israelita no esperó a Moisés, y cayó en el pecado de idolatría, pues exigió a Aarón que les fabricara un becerro de oro.
¿Qué papel desempeñarían los dioses?
Ya que Moisés – según ellos – no iba a regresar, le exigieron a Aarón que les hiciera dioses para que fueran delante de ellos. El pueblo pretendía sustituir el liderazgo de Moisés por un ídolo de oro. La palabra “dioses” significa que el pueblo no quería un solo Dios, sino muchos dioses, como los que adoraban los egipcios. Los israelitas habían sido liberados, pero Egipto no los había soltado, sus costumbres, y su influencia religiosa les remolineaba en sus cabezas. Cuán difícil fue para el pueblo israelita romper con el pasado. El pasado retoña sino lo extirpamos. La influencia de las costumbres egipcias, que parecía haber muerto con la proclamación de los diez mandamientos, volvía a renacer.
PIENSE EN ESTO. A Israel le pasó lo que dice Proverbios 26:11. “Como perro que vuelve a su vómito, Así es el necio que repite su necedad”. Por otro lado, el que está en Cristo: nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. 2 Corintios 5:17.