Lectura de estudio: Éxodo 6:5.
5 Asimismo yo he oído el gemido de los hijos de Israel, a quienes hacen servir los egipcios, y me he acordado de mi pacto.
¿Qué escuchó Dios de los hijos de Israel?
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El tiempo profético es preciso, los hijos de Israel debían morar en tierra ajena, ser esclavizados y oprimidos cuatrocientos treinta años. Al cumplirse el tiempo profético, los israelitas saldrían de Egipto guiados por Moisés y Aarón para ir a la tierra que Dios le prometió a Abraham, a Isaac, y Jacob, la tierra que fluye leche y miel. Éxodo 12:40. Cumplido los cuatrocientos treinta años, en el mismo día todas las huestes de Jehová salieron de la tierra de Egipto. Éxodo 12:41. Dios había escuchado el gemido de Israel había visto como faraón y sus siervos le habían amargado su vida, con dura servidumbre (1:14) Pero llegó el tiempo de la liberación, Israel sería salvado de la casa de servidumbre (Éxodo 20:1), ahora le tocaba a faraón ser juzgado. También, Dios ha establecido un día, en el cual juzgará al mundo con justicia. Hechos 17:31.
¿A qué pacto se refiere el versículo Éxodo 6: 5?
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El pacto entre Dios y Abraham incluía la tierra de Canaán. “Y te daré a ti, y a tu descendencia después de ti, la tierra en que moras, toda la tierra de Canaán en heredad perpetua, y seré el Dios de ellos”. Génesis 17:7-8. Dios había hecho dos promesas a Abraham: Dar la tierra de Canaán a sus descendientes y también hacer juicio al pueblo que lo esclavizara (Génesis 15:14). El pacto incluía el cumplimiento de ambas cosas. En Éxodo 6:6, Dios le responde a Moisés con respecto a su queja de que para qué lo había enviado si desde que había llegado a Egipto el faraón había tratado peor al pueblo que antes. Dios le respondió que no era posible hacer juicio al faraón sino hasta que este empeorara su trato a Israel, este gimiera a Dios, y entonces Jehová intervendría para castigar a faraón y salvar a Israel.
PIENSE EN ESTO. Dios escuchó los gemidos de Israel y preparó su liberación. El salmista escribió: “1 Pacientemente esperé a Jehová, Y se inclinó a mí, y oyó mi clamor.2 Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; Puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos. Salmos 40:1-2. ¿Qué nos enseña esto?